jueves, 2 de febrero de 2012

Características de la persona madura

1. Objetividad: una persona madura tiene conciencia de sus defectos y sus virtudes; de sus aciertos y errores. Sabe tomar en cuenta la opinión de los demás para corregirse y tener un conocimiento más objetivo de sí mismo.

2. Autonomía: actúa con iniciativa propia. Rompe con el llamado “cordón umbilical” paterno o la dependencia de pareja e hijos…

3. Capacidad de amar: tiene la facultad de entregarse a los demás, amándose así mismo, no en detrimento de sí mismo.

4. Sentido de responsabilidad: Conoce cuáles son sus responsabilidades y las cumple por iniciativa propia.

5. Visión amplia: implica tener una vivencia panorámica de la vida y de las personas. Sabe captar las distintas facetas de la realidad.

6. Sentido ético: es cuando se sabe distinguir lo que es bueno y lo que es malo y actuar en consecuencia. No relativiza las cosas a su conveniencia.

7. Capacidad de reflexión: la capacidad de tener introspección y conocerse más a uno mismos.

8. Sentido de humor: sabe ver los problemas en su justa dimensión. Tiene la capacidad de no perder la alegría ante las dificultades, e incluso, saberse reír de sí mismo.

9. Capacidad de entablar amistades profundas.

10. Seguridad y flexibilidad: actúa con coherencia. Es congruente entre lo que piensa, siente y cómo actúa en su vida diaria. Sin embargo, sabe ser flexible cuando las circunstancias así lo requieran, con el suficiente criterio. No se resiste a los cambios de planes ni de proyectos.

11. Manejo de la frustración: una parte importante es sacarle la “punta positiva” a los errores y equivocaciones, de tal manera que se conviertan en lecciones de vida, en aprendizaje, en experiencia.

12. Manejarse por objetivos: sabe cuáles son sus metas personales, familiares y profesionales a corto, mediano y largo plazo. Con plena libertad, se fija sus planes de vida y va dando pasos firmes hacia esos objetivos.

13. Acepta la crítica y la aprovecha las para superarse.

14. Sabe controlar sus arranques de mal genio.

15. Se enfrenta a las emergencias con serenidad.

16 No se deja herir fácilmente en sus sentimientos.

17 Acepta la responsabilidad de sus propios actos sin escudarse en excusas.

18. Es paciente y tolerante con la opinión de los demás.

19. Puede tolerar la derrota y la decepción sin quejas.

20. No se preocupa indebidamente por las cosas que no puede remediar.

21. Se alegra sinceramente ante el éxito o la buena suerte de otros.

22. Tiene la suficiente amplitud mental para escuchar reflexivamente la opinión de otros.

23. No busca continuamente defectos en otras personas.

24. Se conoce a sí mismo, sus cualidades y limitaciones. Es realista.

25. Toma sus propias decisiones.

26 Tiene interés por nuevas cosas.

27. Es creativo en todos los aspectos de su vida.

28. Es un sujeto estable, que tolera la frustración y sabe esperar. Con una buena relación consigo mismo. Tiene un nivel óptimo de autocontrol, no se compadece, no se reprime, pero se controla, consiguiendo la mayoría de las veces un equilibrio entre su corazón y la razón.

29. Vive el presente sin olvidar el pasado, aprendiendo del mismo y mirando hacia el futuro. En este sentido, la persona adulta tiene un proyecto de vida basado en un esquema de valores que le guían en sus actos.

En definitiva, la integración de la personalidad madura abarca múltiples aspectos, porque tiene una visión trascendente de su propia existencia. Es un proceso que abarca toda la vida.

Una persona es madura, cuando no tiene un “yo" que se siente herido por casi todo lo que le rodea. Hay que conseguir que mi “yo” sepa superar las circunstancias y los problemas que me surgen en la vida de cada día.


Hay que lograr con la mente cuatro cosas fundamentales:

1. Cultivar y disciplinar la mente

2. Hallar verdadero sosiego interior

3. Hacer de nuestra mente enemiga una mente amiga

4. Aprovechar la vida no sólo para encontrar el equilibrio interior

La mente necesita más cuidados que el cuerpo.

Hay que aprender a cuidarla, reeducarla, higienizarla y sanearla. Si en nuestra mente hay desorden, en nuestra vida también lo habrá; si en nuestra mente hay confusión, en nuestra vida diaria también hay desorden.


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