Tocar es la manera más
real e instintiva de sentir el mundo que nos rodea.
Nos resulta difícil de
creer que algo es real sino lo tocamos, lo sentimos.
La piel es el órgano más
grande de nuestro cuerpo, es nuestro sensor, lleno de terminaciones nerviosas
sensoriales.
Tocar es la forma inicial
y básica de comunicación desde que somos un embrión, ya que probablemente sea
el primer sentido que desarrollamos.
Tocar es una gran
herramienta de comunicación, la más poderosa porque sirve para influir,
vincular, relajar, fortalecer, consolar, gustar,
Los beneficios del
contacto son recíprocos, y nos sirve para crear, actuar, hacer y expresarnos, así es como nos relacionamos con el mundo.
Con este preámbulo me voy
a centrar en las manos, ya que tiene una importancia crucial
Con las manos danos,
recibimos, creamos, hacemos, escribimos, cocinamos, cuidamos, cogemos,
acogemos, acariciamos, manipulamos, transformamos las cosas, los objetos y
creamos nuevos. También nos sirven para pelearnos, destruirnos, defendernos,
poner límites. Lo que hagamos y cómo lo hagamos dependerá de nuestros valores,
de nuestra capacidad de amar, de perdonar, de agradecer.
Nuestras manos al igual
que nosotras y nosotros serán cálidas y amables o estarán agarrotadas y
furibundas tal cual seamos, como el resto de nuestro cuerpo, que solo refleja
nuestro ser y nuestro estado y la forma de entender la vida.
Cuando cerramos los ojos
y tocamos con nuestras manos un objeto cualquiera, sentimos su textura, su
temperatura, su forma y tenemos la fabulosa capacidad de reconocer el objeto en
cuestión sin la ayuda de ningún otro sentido, aunque no solemos darle
importancia.
Información que trasmiten las manos:
La textura puede ser
blanda, delicada, dura, rugosa…
Nos informa de la humedad
o sequedad, de si algo está frío o caliente…
Las dimensiones y la
forma de lo que tocamos.
Cuando tocamos las manos
de otra persona, si las tiene limpias o sucias, sudorosas, con durezas, sabañones, si son unas manos delicadas o que tiene un trabajo duro, … con uñas
cuidadas o descuidadas…
Observación
¿Habéis observado
vuestras manos y la de las demás personas? Yo sí.
He visto cambiar mis
manos con el paso del tiempo, siempre me han gustado, en algunos momentos he
tenido sabañones, incluso callos, pero siempre una magia especial que me
fascina, no solo al contemplar las mías, también la de los demás, porque las
manos por lo general son espontáneas, sinceras, expresivas y dicen mucho de las
personas, ya que las manos nos hablan.
Tocar con las manos a las personas
Cuando toco con las manos
a otra persona toco emociones y sentimientos, no necesito razones, es una
necesidad de extenderme y tocar la realidad de las otras personas.
Me conecta con la calma
del cuerpo y del alma, me tranquiliza, me relaja, me reconforta, me calma, me
serena…
Tomar la mano a otra
persona o dar la mano es sostener a esa persona y permitir que descanse en mí o
yo descanse en ella.
Necesito saber que hay
alguna persona que estará ahí, así como yo estoy.
El placer de ayudar a
alguien que se ha caído, a subir unas escaleras, dar fuerza para superar un
obstáculo, o consolar, esos actos dicen más que las palabras y es probable que
sea lo único que necesitemos para sentirnos bien y que desaparezcan o se
apacigüen las preocupaciones, los miedos.
¿Recordáis la primera vez
que tocaste, acariciaste, o distes la mano a esa persona que amas? ¿Y que
sentiste?
Todo se transformó, todos
mis sentidos estaban en mi mano. Fue y es el éxtasis que me conduce a recorrer
las líneas de la vida y de la piel de mi ser amado.
La naturaleza
Estar en contacto con la
naturaleza mejora mi autoestima y ni
bienestar.
Cuando acaricio a los
animales, recojo flores por el campo no me siento sola, estoy en conexión,
formo parte, soy parte.
Tocar los rayos del sol que
me calienten y acaricien mi cuerpo, un día de calor y la caricia del viento, el
tacto de las hojas seca o recién brotadas, la caricia de unos pétalos de
flores, un día de calor y una tormenta que sanción sentir las primeras gotas de
lluvia, de granizo, los copos de nieve que sensaciones, que gran placer.
La playa y la arena
caliente, húmeda, dejar deslizar los granos de arena, hacer castillos con la
arena mojada... y que me decís de las diferentes tierras secas o mojadas, de las
salinas, de la hierba recién cortada…
El abrazo a los distintas
especies de plantas y arboles con sus diferentes corteza, y hoja con sus
nervios y sus texturas.
Tener pajaritos en las
manos con su pulmón tan suave.
La magia de un ser tan
“feo” como el grillo y que con sus alas tan frágiles produce el más genial de
los sonido en las noches de verano.
El fresco de el río buscando cangrejos debajo de las piedras.
Las mariposas tan suaves
que me dejan sus escamas de polvo.
Que placer de interactuar
con todos los animales, saber cuidarlos, alimentarlos y protegerlos.
Los murciélagos con sus alas
como tela de araña tan suave y frágiles.
El mundo marino es tan
diverso, tan escurridizo y con otras texturas diferentes.
Los grandes mamíferos con
esa piel tan particular y sus ganas de relacionarse.
Los crustáceos con sus
distintas cáscaras, os contaré una anécdota: en una ocasión un amigo me quiso
gastar una broma y me dijo que cerrara los ojos y extendiese la mano lo cual
hice sin ningún temor, él me puso algo en la mano esperando que yo reaccionara
como su compañera, gritando y tirando lo que había puesto en mi mano, yo no
reaccione así, y él no se lo podía creer. Eran quisquilla vivas que a mi me
hacían unas cosquillitas muy agradables.
Las sensaciones que me
produce la naturaleza son infinitas.
En la naturaleza hay otro
objeto que a mi me fascina, son las piedras, ya que es tener conexión permanente
con la naturaleza, con aquel el bosque, con el río, o en la playa donde busco tesoros que también llevó a casa como
esponjas, conchas, corales…
Las piedra me producen multitud
sensaciones debido a sus formas, tamaños, texturas, peso, grosor…
Actividades
Voy a destacar los
masajes como rituales de relajación, se puede elegir infinidad de
posibilidades: chocolate caliente, aceites con infinidad de aromas, con piedras calientes,
puede dártelo tu pareja o un o una profesional, puedes tomarlo a solas o acompañada
o acompañado de tu pareja, yo he probado de todo y cada una ha sido una
experiencia inolvidable. El suave oscilar de las manos como alas de mariposa,
su vaivén pendular lleno de misterio y el imperturbable secreto de lo que se tocó o te tocaron hasta la misma fuente.
Tocar un instrumento
musical, no importa si sabes o no sabe tocarlo, para mi es una gran experiencia
que me conecta con lo más instintivo y salvaje.
Todas las actividades artesanales
como cocinar con su multitud de materiales que manipular, el calor, el frío… qué me decís de la experiencia de comer con los ojos tapados, ¿si ti te da otra
persona la comida con los ojos tapados? Atrévete a traspasar fronteras, a
descubrir nuevas y misteriosas
sensaciones.
Hay muchas más actividades
que me fascinan algunas son creativas e inspiradoras como tallar madera, barro,
punto, ganchillo, costura…
La biodanza es una
experiencia muy recomendable ya que tocas a muchas personas que no conoces, tienes
que estar abierta, abierto presente…
El chi kung es lo
contrario tiene que aprender a acallar tu mente o mejor dicho a no hacerla mi
caso y sentir tus manos más allá, más abajo.
Tocarme a mí misma
Algunas de las mayores
sensaciones de placer es lavarme la cabeza, darme una ducha y darme la crema
del cuerpo y por supuesto otras más intimas.
Cuando me toco, me tocan,
nos tocamos con espíritu amoroso y alegre llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos
la confianza en nuestros sentimientos, en nuestra confianza y en la del género humano y la naturaleza que nos cobija.
Texto original de: Mª Asun Contreras